Etnia: Songye – Basongue
[República Democrática del Congo]
Máscara kifwebe / Máscara del espíritu de iniciación
Valor estimado: 700-450€. Talla de madera: 46 cm y 1,640 Kg
![IMG_7913](https://polimaimena.wordpress.com/wp-content/uploads/2013/10/img_7913.jpg?w=300&h=234)
Significado
Esta es una máscara de madera maciza con incisiones pintadas de blanco de la etnia Songye o Basonge, muy similar a otra expuesta en el Museo de Arte Primitivo de Nueva York.
Este tipo de máscara se llama Kifwébé y era llevado por los miembros de la sociedad secreta Bwadi. Estas máscaras representan un rostro recubierto de escarificaciones lineales, con y una boca rectangular, una nariz alargada y uno ojos con los glóbulos oculares prominentes.
La máscara puede ser masculina si tiene una cresta central o femenina si el peinado es liso. La talla de la cresta muestra la potencia del portador.
El portador de la máscara femenina se movía con movimientos más suaves, sensuales y controlados, destinados a mejorar la fertilidad de las mujeres.
El portador de la máscara masculina tenía una actitud más agresiva, violenta e imprevisible, destinada a trasladar su coraje a la comunidad.
Estas máscaras se utilizaban durante las ceremonias de iniciación, circuncisión y funerales.
![congo-gabon-carte-ethnies](https://polimaimena.wordpress.com/wp-content/uploads/2013/10/congo-gabon-carte-ethnies.jpg?w=300&h=254)
Historia
Los Songye se ubican territorialmente en la actual República Democrática del Congo y también se les llama según la sub-etnia: Songe, Basongye, Basonge, Basongy, Bassongo, Basonga, Wasonga, Songahay.
La historia de los Songye es indisociable de la de los Luba, con quienes guardan parentesco a través de antepasados comunes. Cuenta la tradición que el fundador del primer imperio luba en el Siglo XVI, Kongoló, fue un songye. Durante mucho tiempo estuvieron en guerra unos contra otros y más tarde establecieron una alianza para luchar contra los árabes. En 1887, para evitar la aniquilación por parte de los árabes, un subgrupo songye, los nsapo, se desplazó hasta la zona luba. Fruto de esta emigración surgió un estilo escultórico original, único en África.
La organización social se fundaba en un jefe al que asistían numerosas sociedades secretas. En otro tiempo, la iniciación de los muchachos tenía lugar en el ámbito de la institución bukishi, desaparecida a principios de siglo. Los songye utilizaban una cantidad importante de fetiches y amuletos, llamados boanga, que les aseguraban éxito, fecundidad y riqueza, y les permitían protegerse de las fuerzas hostiles como el rayo, las epidemias y las enfermedades mortales, como la viruela muy frecuente en esta región. El creador de fetiches fabricaba los boanga a partir de ingredientes mágicos que él amasaba, obteniendo una pasta que conservaba en un cuerno de antílope colgado del techo de la casa. Cuando el jefe de la familia debía ausentarse, encargaba fabricar otro del que no se separaba. A través de la adivinación se podían descubrir las causas de una desgracia. El adivino, nganga, planteaba preguntas al que le consultaba, mientras éste sostenía un instrumento que el adivino iba golpeando.
Además de los amuletos, no siempre de forma humana, los songye tenían grandes figuras pertenecientes al fabricante de fetiches, que los manipulaba con ayuda de varillas durante el ritual de la luna llena. Las figuras presentan una actitud hierática, con las manos sobre el vientre puntiagudo, la cara alargada y la frente redondeada, con grandes ojos en forma de almendra, pesados párpados abombados, la boca en forma de judía, el cuello anillado en ocasiones y los hombros cuadrados. En la parte superior de la cabeza, un cuerno o unas plumas refuerzan su aspecto inquietante. La cara cubierta de clavos recuerda la viruela. Unas cintas de cobre o latón aumentan el poder mágico de las estatuas, vestidas con plumas y pieles y portando unos saquitos con medicinas. Los pies de tamaño monumental, están incorporados a la base, una característica que volvemos a encontrar entre los tshokwe. Los fabricantes de fetiches utilizaban estatuillas montadas sobre un zócalo cuya carga mágica iba fijada mediante un clavo en lo alto del cráneo.
![photo_songye02g](https://polimaimena.wordpress.com/wp-content/uploads/2013/10/photo_songye02g.jpg?w=300&h=97)
El bwadi ka bifwebe, que formaba parte de la asociación bukishi encargada de la iniciación, se convirtió a principios de siglo en la sociedad secreta dominante. Enseñaba los grandes mitos songye y los símbolos vinculados a la naturaleza, y ejercía un control político y social que compartía con los tshite u hombres notables.
En lengua songye, máscara se dice kifwebe (bifwebe en plural), un término que se da a aquellas caracterizadas por las estrías y que representan un espíritu. Los luba también las utilizan, si bien las de los songye son más angulosas y pueden tomar formas diferentes. Según las regiones, es oscura con rayas blancas o al contrario blanca con rayas negras. Las máscaras de búfalo sin estrías, de pátina oscura se utilizaban solo en los ritos de caza.
Según Mestach (1985), el kifwebe clásico es masculino cuando lleva una cresta blanca. Es coloreado y baila de día. La máscara femenina, por el contrario, de dominante blanca, tiene sólo una pequeña cresta y sus estrías son más apretadas y finas. Estos dos tipos de máscaras aparecen juntas o en grupo en las fiestas populares. Según Plasmans, el simbolismo de la máscara estriada es evidente: la cara es el símbolo del poder y de la fuerza alucinatoria; el lado derecho significa el sol y el izquierdo la luna. Las estrías son comparables a las rayas del antílope bongo y no a la cebra, que no existe en esta región. Los surcos expresan el ámbito subterráneo, de donde han salido los espíritus que han creado la asociación. Según uno de los mitos del origen de los songye, Dios envió a la tierra a una pareja para cultivarla: las estrías recuerdan la caverna de la que salieron los primeros hombres y su trayecto en el vientre-matriz. Las estrías poseen una escritura de doble sentido: sendero o camino de muertos que esperan el renacimiento mientras que la nariz es el eje vertical o el árbol de la vida. La boca sería el pico del pájaro o el fuego del brujo. La máscara tiene una función imperativa y según los propios songye, se supone que el que tiene labios carnosos habla con fuerza. La barba expresa la sabiduría y fuerza. El que lleva la máscara, enteramente escondido por una larga falda de fibras trenzadas formando una red decorada en su terminación con plumas, lleva un instrumento compuesto por un cilindro en el que se guardan materiales mágicos y que también acaba en un penacho de plumas. La posición de este penacho tiene un significado: levantado es el espíritu varón, en posición baja, el femenino.
La máscara kya ndoshi es muy poderosa y más temida que otras, lleva rayas negras y de color. El conjunto formado por la máscara, el que la lleva y su traje simboliza el árbol cósmico que une la tierra con el cielo y el mundo subterráneo con el aéreo.
El escultor songye era un artesano que gozaba de un grado elevado dentro de la sociedad bwadi, fabricaba además numerosos objetos como copas, asientos, tambores, morteros, cañas y bastones de danza o escudos con máscaras ciegas de reducido tamaño que se colgaban en la choza.
Los reyes Kuba apreciaban mucho las grandes estatuas de los songye por su poder mágico; así en una fotografía tomada en 1910, se ven cuatro estatuas songye formando parte del tesoro real. El estilo se mantuvo estable evolucionando desde un cierto «cubismo» a un expresionismo más marcado.